martes, 12 de noviembre de 2013

Preparando la celebración...


Para preparar la memoria litúrgica de los Mártires Oblatos de España, que se celebra el 28 de Noviembre, publicamos esta deposición que abarca a todo el conjunto. El testigo,  a la hora de la declaración (08.07.1999) residía en Madrid. Es sacerdote y religioso profeso en la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada y, en el momento de su declaración era el Superior Provincial de la provincia oblata de España. Actualmente resdie en Roma y es el Postulador general de las Causas de canonización de los Misioneros Oblatos.

Ha convivido con algunos de los supervivientes de la matanza y ha tenido relación con varios familiares (hermanos y sobrinos) de los Mártires. Resume la “tradición oral” que se ha mantenido entre los Oblatos sobre los hechos. Habla de la Historia de la Causa que ha promovido durante su mandato como Superior Provincial.



Joaquín Martínez Vega, o.m.i.

Testigo de oídas a los supervivientes

No he conocido personalmente a ninguno de los Siervos de Dios pero, sin embargo, he tenido referencias directas de los mismos supervivientes con los que he convivido e, incluso, de familiares de los Siervos de Dios. No tengo parentesco de familia con ninguno de ellos, pero soy miembro del mismo instituto religioso.


Relación con las familias de los Mártires

Una de las funciones de mi cargo actual es la de contactar, siempre que hay oportunidad, con las familias de los Oblatos, vivos o difuntos. Por esta razón he entrado en contacto con las familias de los Mártires y he descubierto que, prácticamente, todos ellos nacieron y se educaron en el seno de familias profundamente cristianas.

Gregorio Escobar

Del P. Gregorio Escobar sé, por medio de su hermana María del Puy, que era un muchacho piadoso, su padre era sacristán de la parroquia de San Pedro de Estella. Habiendo manifestado el deseo de ser sacerdote, a través de un sacerdote secular, Gregorio se orientó hacia los Oblatos. Esa misma hermana me contaba cómo aconsejaba cristianamente a su padre incluso para contraer segundas nupcias cuando falleció su primera esposa, la madre de Gregorio.


Justo Gil Pardo

También conozco algo de la familia de Justo Gil Pardo por referencias de su hermana Nieves. Era asiduo a ayudar a las misas en las dos iglesias del pueblo y algunos días permanecía en ayunas toda la mañana por ayudar a los sacerdotes en la misa, en su pueblo Luquin. En la familia se distinguió por su vida de piedad. Durante las vacaciones, trataba de recomponer las posibles tensiones en la familia y era muy devoto de la Eucaristía a la que trataba de no faltar un solo día.

Juan Antonio Pérez Mayo


En concreto, he podido contactar con un hermano del P. Juan Antonio Pérez Mayo, Tomás, que vive todavía (Julio de 1999). Al entregarle un folleto con la semblanza de los Mártires donde viene la foto de todos, al ver la foto de su hermano exclamó: “Es un santo” y la besó emocionado.




Serviliano Riaño Herrero

       

Del Siervo de Dios Serviliano Riaño me hablaron su hermana Consuelo, religiosa de la Sagrada Familia de Burdeos, su sobrina Sabina, religiosa de la misma congregación y su sobrino Camilo González Riaño, sacerdote y religioso de la congregación de los Misioneros Oblatos.




Clemente Rodríguez Tejerina



De Clemente Rodríguez Tejerina, la primera noticia que tuve fue por los años cincuenta comunicándome con su hermana religiosa María Josefa, superiora del aspirantado donde iba a ingresar una de mis hermanas. Me habló de su hermano Oblato como un mártir.
En resumen, he podido observar cómo con todas las familias con las que me he puesto en contacto existe, no sólo el rescoldo cristiano, sino también el profundo recuerdo de su familiar Misionero Oblato como Mártir de Jesucristo.

Una comunidad fervorosa y observante

Las referencias que tengo sobre la vida en el Seminario Mayor de los Siervos de Dios son por el testimonio de Oblatos que vivieron con ellos y me dijeron que aquella comunidad era, no sólo observante, sino también fervorosa. Por el ambiente hostil que había en aquellos años en Pozuelo de Alarcón en torno a la comunidad  oblata, tenían que ser religiosos más auténticos. La comunidad estaba constituida por el superior, los formadores, los hermanos coadjutores y los estudiantes, todos ellos religiosos profesos.

Comunidad apostólica

Vivían con ilusión su consagración a Dios. Alimentaban el anhelo misionero que los empujaba hacia la Misión ad extra y el deseo de ser sacerdotes. De un modo especial, toda la comunidad tenía sus ojos puestos en la misión que nuestra congregación había confiado a la Provincia española en América Latina. Yo esto lo sé, no solamente por referencias, sino porque lo he vivido desde muy pequeño en familia, pues mi tío, el hermano Santiago Martínez, estaba entonces por allá y se escribía con su hermano José, mi padre. En casa recibíamos la revista oblata La Purísima, en la que escribían también los futuros Mártires y que trataba sobre todo de las misiones oblatas. Ese espíritu misionero y la ilusión que tenían por las misiones llevaría después a Hispanoamérica a la mayor parte de los supervivientes, compañeros de los Mártires.
También puedo manifestar, como un hecho concreto, la ilusión con que vivían su futuro sacerdocio y misión, por ejemplo, en casa de Justo Gil, cuya familia ya estaba preparando los ornamentos para su ordenación sacerdotal inminente.
La Comunidad, como he dicho, estaba constituida por sacerdotes, hermanos coadjutores y estudiantes religiosos. Sé que los sacerdotes, además de ser formadores, ejercían algún ministerio fuera de casa, como era el caso del P. Vicente Blanco que colaboraba en la Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen, y el P. José Vega que era capellán de la comunidad de las Franciscanas del Buen Consejo y también animaba algunos grupos apostólicos en esa misma parroquia. Los escolásticos o estudiantes colaboraban en las catequesis de las parroquias de Pozuelo y de alrededor.

Sentimientos y presentimientos de la comunidad

El ambiente socio-político que existía en Madrid a mediados del 36,  además de los enfrentamientos políticos, era de una auténtica persecución religiosa, un ambiente agresivo contra todo lo religioso. En Pozuelo había un grupo de católicos que sentían un profundo afecto hacia los Misioneros Oblatos, pero había también otro grupo de izquierdas, que al ir contra la religión y la propia Iglesia y al ser la comunidad de los Misioneros Oblatos lo más significativo como grupo de Iglesia, existía un clima de animosidad y odio hacia ellos.
Todo esto lo he podido declarar por las referencias generales de la historia de la Nación, bien conocidas, y por las referencias concretas de los propios compañeros de los Siervos de Dios supervivientes, con los que he podido contactar. Por ejemplo, éstos me contaban cómo al salir a la calle los insultaban e, incluso, lo hacían también al pasar por delante de la casa.
Según las referencias de los supervivientes, el asalto al convento tuvo lugar el día 22 de julio. La misión de los Siervos de Dios, al ser detenidos, era la propia del ministerio sacerdotal del superior y formadores, y la propia de unos estudiantes que estaban en el Seminario preparándose para el sacerdocio y las misiones. Ellos nunca tuvieron ninguna tarea ni trabajo con significación política. El móvil del arresto fue únicamente por motivos religiosos.

Por qué no huyeron

Ya he dicho anteriormente que la Comunidad era observante y fervorosa; los responsables, superior y formadores, se plantearon el dilema de quedarse allí frente a lo que se preveía que iba a ocurrir o  ir a otra casa oblata del norte de España. Ciertamente, quizá no captaron las consecuencias tan graves que iban a suceder. Optaron por salvar los valores de la comunidad religiosa que, para nosotros, los Oblatos, es muy importante. Yo supe de esta decisión por las conversaciones que tuve con los supervivientes. Por otra parte, dada la situación, resultaba difícil salir de Madrid e intentarlo era casi más peligroso que quedarse.

Cómo fue la detención

Sobre los hechos concretos de la detención, de cómo los bajaron al comedor convirtiéndolo también en dormitorio, de cómo se incautaron de la casa, poniendo letreros de la C.N.T., F.A.I., en las distintas habitaciones de los superiores, y de la primera “saca” o llamada a siete de los componentes de la comunidad, de los cuales no se supo más hasta después de la guerra, son hechos que forman parte de la historia de la provincia de España de los Misioneros Oblatos.
Acerca de la reacción de los Siervos de Dios ante la detención, puedo decir que se sorprendieron enormemente y que lo supieron vivir con espíritu de fe y resignación cristiana.

Intento de evitar la matanza

Entre los Oblatos es también conocido el hecho de que, al día siguiente de la toma del convento por los milicianos, se personó el alcalde de la localidad para tranquilizar a la comunidad y fue informado, por la misma comunidad, que la noche anterior habían “sacado” a siete Oblatos. Existe la sospecha de que el traslado que se hizo del resto de la comunidad a la Dirección General de Seguridad, en Madrid, fue justamente para evitar que se llevara a cabo la matanza allí en Pozuelo.


Vida de clandestinidad

Sobre la vida en la clandestinidad tengo referencia concreta de la labor que desarrolló el P. Francisco Esteban, Superior Provincial, procurando acomodar a los miembros de la provincia en lugares más seguros, e incluso, hizo algo semejante con las religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos, de las que eran capellanes y confesores los Oblatos. Recuerdo una anécdota que se ha contado entre nosotros y es que acompañando a una religiosa de esa congregación, sospecharon de la identidad de los dos y les llevaron ante un comité. Al pedirle su identificación, confesó desde el primer momento que era religioso y sacerdote. El que presidía ese comité le dijo: “No diga usted eso porque entonces está perdido”.
El P. Francisco Esteban también se jugó la vida en varias ocasiones visitando a los que estaban refugiados por distintas pensiones y casas de Madrid. A la salida de la Dirección General de Seguridad, el P. Blanco les dijo que no podían volver a casa y, por consiguiente, que los que tuviesen familias acudiesen a ellas a ver si los acogían. Muchos de ellos vinieron a la casa provincial, que a los pocos días hubieron de dejar porque se la incautaron.

Confesión si ambages al ser detenidos de nuevo

Otro dato que puedo aportar sobre el P. Francisco Esteban en esos momentos, es que cuando fue detenido por segunda vez, estando en la pensión de la Carrera de San Jerónimo, sin mayores rodeos les dijo que estaban indocumentados porque eran religiosos y sacerdotes que habían sido expulsados del convento, razón por la cual estaban en esa pensión.
De la pensión fueron llevados detenidos a la cárcel Modelo donde se volvieron a encontrar todos los Siervos de Dios supervivientes. Desde allí, a algunos los condujeron también a otras cárceles. Por la historia de la congregación, sé que estuvieron detenidos desde mediados de octubre hasta finales de noviembre en que fueron ejecutados.

Vejaciones en la cárcel

Sobre el trato en la prisión he oído contar que vivían en unas condiciones infrahumanas, sometidos no solamente a un maltrato físico, sino también moral, por lo que suponían las vejaciones, insultos, y esperar a que fuesen llamados para la “saca”. Allí no estaban solamente los Misioneros Oblatos, sino también otros religiosos como Agustinos, Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios…
Todo esto lo sé porque siempre lo he oído y vivido en la Congregación y, de manera especial, por lo que he oído a los supervivientes de la persecución.

Se preparaban para el holocausto

Ellos preveían el martirio desde su situación en la clandestinidad y en la prisión. Máxime cuando eran llamados, como Serviliano Riaño que, al pasar por la celda donde se encontraba el P. Mariano Martín, le pidió la absolución porque estaba seguro de que iban a ejecutarlo, y a Porfirio Fernández, superviviente, le pidió que le despidiese de sus padres. El único móvil que les podía guiar era sobrenatural; y yo, por los datos que tengo, puedo manifestar también que eran conscientes de que los mataban por odio a la fe y por su condición de religiosos y sacerdotes.

Murieron perdonando

El lugar de la ejecución de los Siervos de Dios fue en Paracuellos del Jarama, excepto Serviliano Riaño Herrero que fue ejecutado en  Soto de Aldovea.
Antes del martirio uno de los Siervos de Dios pidió permiso para dar la bendición (absolución) a sus compañeros. Por la descripción que nos han hecho de esta persona creemos que se trataba del P. Francisco Esteban. Se dirigió a los ejecutores diciéndoles que sabían que los mataban por su condición de religiosos y que los perdonaban.
No podían librarse de la muerte, a no ser renegando de su condición de su fe y vocación religiosa.

Algunos testimonios significativos

Por lo que he podido conocer y vivir puedo declarar lo que percibí ya en el juniorado (seminario menor). El P. Jesús Alonso, procedente de Estados Unidos, nos visitó y los formadores lo invitaron a que nos hablase a los aspirantes. Este Padre había estado detenido con los Siervos de Dios y nos habló con mucho entusiasmo de lo que teníamos que ser como futuros misioneros y nos proponía como ejemplo a seguir el heroísmo de nuestros Mártires (sic).
En mi noviciado participamos en un concurso literario promovido por los escolásticos de Pozuelo en honor de los Mártires. Además, durante seis meses tuve de Maestro de Novicios al P. Mariano Martín, compañero de detención y de prisión de los Siervos de Dios, quien lógicamente nos habló reiteradamente de los Mártires.
Al llegar a Pozuelo, en septiembre de 1954, nos dio los ejercicios espirituales el P. Delfín Monje. En los recreos lo acosábamos a preguntas sobre la historia de los Mártires. Él fue detenido y estuvo preso e incluso lo llevaban maniatado al hermano Juan José Cincunegui para la ejecución, de la que providencialmente se libró. A un cierto momento del realto, exclamó: “¡Qué lástima no haber muerto entonces! Nunca estaré mejor preparado para presentarme ante el Señor”.
En mis siete años de estudios eclesiásticos en Roma, en el escolasticado internacional de los Oblatos, se leía el Necrologio de los Oblatos y al llegar la fecha del 24 de julio y, sobre todo, del 28 de noviembre, mis compañeros, éramos alrededor de ciento veinte de comunidad y procedíamos de diversos países de los cinco continentes, se interesaban y me preguntaban por los pormenores del Martirio.
Posteriormente, en mis doce años de estancia en la casa de Pozuelo, tanto los retratos de los Siervos de Dios en uno de los pasillos, como la lápida en la nueva casa, reavivaban mi convicción del martirio de los Siervos de Dios y mi devoción hacia ellos.

Proceso de canonización

Al comienzo de mi mandato como Provincial, en enero de 1994, se celebró una Asamblea Provincial de los Misioneros Oblatos y se propuso a todos los asistentes la oportunidad de comenzar la Causa de Beatificación. Todos los presentes asintieron unánimemente. El Consejo Provincial asumió esta decisión de la Asamblea y consideró oportuno consultar a todas y cada una de las comunidades oblatas. Todos y cada uno de los miembros de las comunidades de la Provincia de España respondieron unánimemente y firmaron a favor de iniciar la Causa de Beatificación de los Mártires Oblatos. Por lo cual, lo pusimos en conocimiento del Superior General y su Consejo para obtener el visto bueno y se inició el proceso hacia la canonización.
Actualmente, en el ámbito de toda la Congregación se constata un interés creciente por esta Causa como lo he podido comprobar en septiembre de 1998 con ocasión del Capítulo General, en el que tomaban parte los superiores mayores de todo el mundo y los delegados de las diversas provincias oblatas.
Personalmente, siempre he sentido una gran admiración y devoción hacia los Siervos de Dios y, sobre todo a lo largo de mi mandato como Superior Provincial, les he confiado asuntos importantes de la Provincia. También he oído de algún familiar de algún Siervo de Dios que se le concedió alguna gracia especial a través de su intercesión.

                                                                                    Joaquín Martínez Vega, o.m.i.
N.B. Para prepararse a la celebración, es muy útil un folleto de 48 páginas titulado OBLACIÓN Y MARTIRIO Seis dias en oración con los Mártires Oblatos de la mano de S. Eugenio. Está escrito en 4 idiomas (español, inglés, italiano y francés) y se puede reicibir impreso o, mejor, online. Pedirlo a: martinez@omigen.org También se puede descargar desde el Blog de la Postulación: 
 http://omipostulation.blogspot.it/



RELATO MARTIRIAL





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